viernes, 5 de septiembre de 2025

GESTIÓN PÚBLICA Y RENOVACIÓN DE FLOTAS: UNA TENDENCIA CRECIENTE EN LOS MUNICIPIOS ESPAÑOLES

 

La tendencia actual en España muestra que cada vez más ayuntamientos optan por adquirir directamente la flota de camiones para la recogida de residuos, priorizando el control sobre la calidad del servicio y apostando por una gestión pública eficiente y transparente. Esta estrategia responde tanto a exigencias técnicas y legales como a la necesidad de garantizar un funcionamiento operativo estable y atender las crecientes demandas ciudadanas.

La inversión municipal y su impacto económico

Cuando un municipio decide realizar la inversión inicial en vehículos o maquinaria, moviliza recursos públicos que podrían haberse destinado a otros fines. Esto representa un coste de oportunidad relevante. En muchos casos, la liquidez disponible no es suficiente, y el ayuntamiento recurre a financiación externa, lo que implica un coste financiero (intereses).

Por ley, estos costes —incluidos los intereses y la amortización de los activos— deben repercutirse en la tasa de basuras que paga la ciudadanía. Esta fórmula garantiza la sostenibilidad fiscal del servicio y su equidad, ya que quien lo utiliza lo financia.

Ejemplo práctico: comparación de modelos financieros

Comparando dos modelos —pago único frente a financiación a plazos (por ejemplo, con un tipo de interés del 3 % anual)—, el pago directo tiene un coste presente mayor, ya que exige un desembolso inicial elevado.

En cambio, distribuir el coste a lo largo del tiempo permite aliviar la presión sobre la liquidez anual y aprovechar el valor temporal del dinero, aunque implique pagar intereses. Esta opción puede resultar más adecuada si el municipio necesita compatibilizar la inversión con otras prioridades presupuestarias. En cualquier caso, se trata de una decisión estratégica que debe alinearse con los objetivos financieros y de servicio público.

Casos destacados en España

  • Sevilla: Ha invertido más de 12 millones de euros en la adquisición de 21 nuevos camiones de residuos, incorporando vehículos eléctricos y sistemas modernos de control y eficiencia.
  • Orihuela: Entre 2024 y 2025 renovó su flota con más de once camiones nuevos, sumando 1,5 millones de euros en inversión, todos ellos con tecnología de bajo impacto ambiental.
  • Valladolid: Incorporó nuevos vehículos mediante un modelo cofinanciado con la Junta de Castilla y León, priorizando la sustitución de una flota obsoleta y mejorando la fiabilidad del servicio.
  • Sant Feliu de Llobregat: El pleno municipal del 4 de septiembre de 2025 aprobó un nuevo contrato de recogida de residuos y limpieza viaria, que incluye un pliego técnico exigente, con criterios de sostenibilidad, digitalización del servicio y mejora de las condiciones laborales. Aunque el modelo mantiene la gestión mediante concesión, el ayuntamiento define las inversiones estratégicas y ejerce un control directo sobre la calidad y cumplimiento del servicio.
  • Otros municipios como Sanlúcar de Barrameda, Tarifa y Rojales también han apostado por renovar su maquinaria mediante inversión pública, reforzando la sostenibilidad y modernización de sus servicios.

Ventajas y retos, según una visión liberal

Desde una perspectiva liberal, la gestión privada de los servicios públicos como la recogida de residuos presenta claras ventajas. Entre ellas, se destacan una mayor eficiencia operativa, la presión competitiva que incentiva la mejora constante y la optimización de recursos. Las empresas concesionarias, motivadas por la rentabilidad, tienden a reducir costes y mejorar procesos de forma continua.

No obstante, esta visión también reconoce ciertos riesgos asociados a la gestión totalmente privada. La posible utilización de equipos más económicos y menos duraderos, la toma de decisiones orientadas al corto plazo o una menor atención a criterios ambientales y de calidad del servicio podrían afectar negativamente a los ciudadanos. Por ello, muchos municipios apuestan por modelos mixtos, donde la administración define y controla las inversiones estratégicas (vehículos, infraestructuras, tecnología), mientras que la operación diaria y el mantenimiento se externalizan, permitiendo mayor flexibilidad y profesionalización.

Lo fundamental es que la eficiencia económica y la sostenibilidad fiscal estén en el centro de la planificación: todos los costes reales, incluidos intereses y amortización, deben repercutirse de forma transparente a través de la tasa de basuras, garantizando equidad y responsabilidad en la gestión del servicio público.

Opinión crítica desde una perspectiva liberal

Numerosos economistas y pensadores liberales profundizan en esta visión y manifiestan una crítica clara a la gestión pública directa de la inversión y operación en servicios como la recogida de residuos. Según esta postura, la administración debería centrarse en regular, supervisar y garantizar la transparencia del servicio, pero no en asumir directamente la propiedad o la gestión de la flota.

Argumentan que el sector privado suele ser más eficiente en la gestión de activos y operaciones debido a los incentivos competitivos, mientras que el capital público tiene un alto coste de oportunidad, ya que esos recursos podrían destinarse a otras prioridades o a reducir la carga fiscal. Además, insisten en la importancia de trasladar íntegramente los costes del servicio a través de la tasa correspondiente, evitando endeudamientos o subvenciones que oculten el coste real para la ciudadanía.

Al mismo tiempo, reconocen que en contextos donde el mercado es poco competitivo o los municipios son muy pequeños, un modelo mixto o una intervención pública puntual pueden ser la “segunda mejor opción”, siempre que se mantengan altos estándares de eficiencia y responsabilidad fiscal.

En definitiva, esta opinión crítica enfatiza la necesidad de una gestión basada en incentivos claros, control riguroso de costes y transparencia fiscal, cuestionando que la administración asuma funciones empresariales cuando el mercado puede ofrecer mejores resultados.

Conclusión: eficiencia, calidad y responsabilidad fiscal

La experiencia de ciudades como Sevilla, Orihuela, Valladolid o Sant Feliu de Llobregat demuestra que apostar por la calidad del servicio y mantener cierto control municipal sobre las decisiones estratégicas es compatible con una gestión financieramente responsable.

El ciudadano paga año a año su parte proporcional, no solo del servicio prestado, sino también de las inversiones necesarias para mantenerlo moderno, sostenible y eficaz. El debate sobre la mejor forma de gestión sigue abierto, pero la evolución reciente apunta a que los modelos mixtos con control público de las inversiones están ofreciendo una vía realista para asegurar servicios públicos de calidad y sostenibles en el tiempo.

martes, 19 de agosto de 2025

LA HERENCIA DE LA CORRUPCIÓN FRANQUISTA Y LA NECESIDAD DE LIBERALIZAR EL SUELO EN SANT FELIU DE LLOBREGAT

 

Durante las décadas de los años 60 y 70, bajo el régimen franquista, el urbanismo en Sant Feliu de Llobregat estuvo fuertemente condicionado por la estructura política del régimen franquista, bajo la cual los alcaldes eran designados y no elegidos democráticamente. Durante este periodo, dirigentes como Josep Anton Oliveras gobernaron con amplias facultades, aunque bajo un marco de escasa transparencia y control ciudadano.

Es importante precisar que, aunque con frecuencia se ha etiquetado aquella etapa del franquismo como un periodo de “liberalismo urbanístico”, esta caracterización es errónea y reduccionista. En realidad, el urbanismo de esa época estuvo lejos de ser un ejercicio genuino de liberalismo económico o de respeto a la libertad y al mercado. Más bien, fue un escenario dominado por la corrupción estructural, donde las decisiones urbanísticas se tomaban con criterios políticos y económicos opacos, frecuentemente al servicio de intereses particulares y sin un verdadero respeto por el interés general ni por la planificación sostenible. Este modelo distorsionó profundamente la función del urbanismo, generando desigualdades y déficits que hoy aún arrastramos. Por tanto, hablar de liberalismo en ese contexto es, cuando menos, confundir términos y desvirtuar una realidad que fue más bien de clientelismo y falta de transparencia.

Este contexto propició prácticas donde la corrupción local estuvo presente, con acuerdos entre autoridades municipales y promotores privados que buscaban beneficios económicos rápidos a costa de un desarrollo urbano deficiente. La aprobación de urbanizaciones sin los servicios mínimos, sin dotación adecuada de infraestructuras ni planificación social, fue una consecuencia directa. Esta falta de visión y control llevó a la proliferación de barrios como Can Calders y La Salut, con déficits urbanísticos y sociales que perduran hasta hoy.

Aunque con la transición democrática y la llegada de alcaldes como Francesc Baltasar Albesa se iniciaron procesos para corregir estos déficits, la herencia de corrupción y falta de orden quedó marcada en el desarrollo urbano. Incluso en los primeros años democráticos, parte del entramado político local mantuvo prácticas que dificultaron la efectiva reforma del urbanismo.

En cuanto al modelo urbanístico, la experiencia histórica demuestra que una elevada intervención y regulación estatal, especialmente cuando está afectada por clientelismo o corrupción, dificulta el funcionamiento eficiente del mercado del suelo y de la vivienda. A mayor grado de regulaciones y controles arbitrarios, más se ralentiza la oferta de suelo urbanizable, se encarecen los costes y se limita el acceso a la vivienda para la mayoría.

Por ello, la solución reside en avanzar hacia una liberalización del suelo, donde la iniciativa privada pueda desarrollar proyectos con mayor libertad y agilidad, pero siempre bajo una supervisión administrativa clara y limitada a garantizar la protección ambiental, la seguridad jurídica y la provisión de infraestructuras básicas. Este equilibrio permitiría superar las ineficiencias y desigualdades resultantes de un modelo excesivamente regulado y controlado por intereses particulares, favoreciendo un mercado más dinámico y justo.

En conclusión, el urbanismo en Sant Feliu de Llobregat refleja cómo la corrupción franquista y la excesiva regulación han lastrado su desarrollo urbano durante décadas, y cómo la liberalización supervisada del suelo se muestra como la vía más eficaz para corregir esa herencia y promover un modelo de ciudad más equitativo y sostenible.

lunes, 11 de agosto de 2025

LIBERTAD ECONÓMICA LOCAL EN ESPAÑA 2025: CLAVES, DESAFIOS Y EL IMPULSO LIBERAL PARA EL DESARROLLO MUNICIPAL


El Índice de Libertad Económica de las Ciudades Españolas (ILECE) 2025, elaborado por la Fundación para el Avance de la Libertad, constituye una herramienta esencial para entender el estado de la libertad económica a nivel municipal en España. Este índice evalúa a las 50 ciudades más pobladas del país, analizando cuatro dimensiones fundamentales: el desempeño económico municipal, la magnitud de la plantilla municipal, el grado de intervencionismo económico y la presión fiscal ejercida por los ayuntamientos












En su octava edición, el ILECE revela tendencias claras y desafiantes. Badajoz lidera el ranking con una puntuación de 68,95 puntos, destacándose como la ciudad con mayor libertad económica, seguida de cerca por Alicante y Castellón. Estas ciudades comparten características clave que explican su éxito: administraciones locales austeras, bajos niveles de deuda pública, plantillas municipales reducidas y una gestión fiscal que no ahoga la iniciativa privada. Además, han avanzado en la externalización de servicios no esenciales, lo que mejora la eficiencia y dinamiza el entorno empresarial.

Sin embargo, el informe pone de manifiesto una marcada polarización territorial. La brecha récord de más de 34 puntos entre Badajoz y Marbella, que ocupa el último lugar con apenas 34,78 puntos, muestra que existen modelos muy distintos de gestión económica local en España. Las grandes urbes como Madrid, Barcelona y Valencia, con puntuaciones significativamente más bajas, enfrentan problemas estructurales derivados de altos gastos municipales, plantillas sobredimensionadas y una presión fiscal elevada que frena la competitividad y la capacidad de atraer inversiones.

Este desequilibrio entre ciudades pequeñas y grandes subraya desafíos únicos para las políticas públicas a nivel local. La administración municipal debe encontrar un equilibrio entre ofrecer servicios públicos de calidad y mantener un marco económico que favorezca la prosperidad empresarial y la generación de empleo.

El ILECE recomienda medidas concretas para avanzar hacia un modelo de gestión más eficiente: reducir la deuda y el gasto público, contener el crecimiento de las plantillas municipales para evitar burocracias infladas, impulsar la externalización de servicios para mejorar la gestión y reducir costes, además de disminuir impuestos y sanciones municipales para estimular la iniciativa privada y la competencia fiscal entre municipios.

Desde una perspectiva liberal, estos hallazgos refuerzan la tesis de que la libertad económica en el ámbito local es un motor indispensable para el bienestar social y el desarrollo sostenible. El liberalismo enfatiza que la reducción del intervencionismo y la promoción de un entorno competitivo y fiscalmente responsable permiten a las ciudades maximizar su potencial económico. La competencia entre municipios para atraer inversiones y talentos fomenta la innovación y la eficiencia, beneficiando tanto a ciudadanos como a empresas.

Así, abogar por una gestión pública más austera, menos gravosa y orientada hacia la colaboración con el sector privado es no solo una recomendación técnica sino un imperativo para impulsar la prosperidad en las ciudades españolas. Solo a través de la libertad económica local, basada en la responsabilidad fiscal, la eficiencia y el respeto a la iniciativa privada, España podrá construir ciudades más dinámicas, competitivas y con mejores oportunidades para todos sus habitantes.

sábado, 9 de agosto de 2025

EL "PERRO DEL HORTELANO" DEL URBANISMO MUNICIPAL EN SANT FELIU DE LLOBREGAT: ABUNDANCIA DE SUELO Y LOCALES PÚBLICOS

En numerosos municipios españoles, incluido Sant Feliu de Llobregat, existe una situación característica que recuerda al conocido refrán del “perro del hortelano”: ni se usan ni se permiten usar libremente los suelos y locales que posee el ayuntamiento, produciéndose un bloqueo que detiene el desarrollo económico y urbano.

Acaparamiento patrimonial: datos de Sant Feliu de Llobregat

El municipio, con unos 46,000 habitantes, administra un patrimonio inmobiliario y de suelo urbano considerable, con características que confirman la retención importante de activos públicos:

·         Diversidad y volumen de suelo: Sant Feliu posee múltiples parcelas de suelo urbano consolidado, urbanizable, industrial, residencial, terciario y dotacional, que suman un valor neto en decenas de millones de euros.

·         Proyectos en marcha: Hay más de 25,000 m² de suelo ferroviario en gestión para futuros desarrollos urbanos, junto con otros terrenos usados para infraestructuras y dotaciones públicas.

·         Respecto a suelo afectado por grandes proyectos, existe un convenio reciente entre el Ayuntamiento y ADIF para la regulación y cesión de suelos municipales y ferroviarios que liberará y urbanizará aproximadamente 25,985 m² de suelo ferroviario para futuros usos urbanos. A cambio, el Ayuntamiento transmitirá gratuitamente a ADIF unos 10,481 m² de suelo municipal ocupado por infraestructuras ferroviarias permanentes y otros 67,424 m² serán ocupados temporalmente para obras. Esto indica una considerable superficie municipal involucrada en proyectos de infraestructura y transformación urbana.

·         Locales y naves municipales: Se identifican cerca de un centenar de locales y naves en plataformas públicas de alquiler y venta, lo cual refleja un parque considerable de activos, con un porcentaje indeterminado de ellos potencialmente vacíos o infrautilizados.

·         Equipamientos públicos y espacios urbanos: Incluye edificios públicos significativos (escuelas, polideportivos, bibliotecas), plazas de aparcamiento subterráneas y superficie, parques y zonas verdes.

·         Valor patrimonial global: El inventario refleja un patrimonio de suelo y edificaciones cuyo valor neto asciende a decenas de millones de euros, aun sin contabilizar otros activos inmateriales o en transformación.

El bloqueo institucional: ni se usan ni se liberan

Este acaparamiento del patrimonio municipal sin un aprovechamiento pleno ni libre responde a varios factores:

·         Restricciones legales: El Patrimonio Municipal del Suelo está regulado para usos sociales prioritarios (vivienda protegida, dotaciones), con dificultades normativas para la venta libre o rápida al sector privado.

·         Temor a la especulación: Se evita la venta masiva para no promover operaciones especulativas o incrementos de precios que afecten a la población más vulnerable.

·         Inercia política y administrativa: Los activos se retienen por precaución ante posibles usos futuros o expectativas políticas, lo que reduce la rotación y dinamismo.

·         Costes de mantenimiento y oportunidadMientras tanto, estos recursos generan gastos para el ayuntamiento sin crear actividad económica ni social efectiva.

Consecuencias y reflexión económica

Este fenómeno representa una clara paradoja: los recursos públicos quedan inmovilizados sin aportar el máximo valor social y económico posibles. Desde la perspectiva económica, es un caso clásico de mala asignación de recursos, un "perro del hortelano" municipal que ni come (no utiliza sus activos plenamente), ni deja comer (no libera el suelo y locales para usos privados que dinamizarían la economía).

 Perspectiva liberal: ¿Qué diría la Escuela Austriaca sobre este fenómeno?

Desde una óptica liberal y tomando como referente la Escuela Austriaca de Economía (Menger, Mises, Hayek), el caso de Sant Feliu de Llobregat muestra un claro ejemplo de las ineficiencias generadas por la acumulación y rigidez en la gestión pública de recursos. Estos serían los puntos clave del análisis:

·         Mala asignación de recursos: Cuando el suelo y los locales públicos quedan congelados fuera del mercado, no pueden ir a quienes los valoren más y podrían dinamizar la economía local. Se pierde riqueza potencial y se frena la innovación y la inversión.

·         Costes y burocracia: El mantenimiento de activos ociosos implica gasto y pérdida de valor, a menudo por inercia administrativa, miedo político a "perder patrimonio" o temor a polémicas sobre especulación.

·         Freno al desarrollo y adaptación: La rigidez normativa dificulta responder a nuevas demandas urbanas o económicas, bloqueando soluciones flexibles para vivienda, actividad económica o aperturas de nuevos negocios.

·         Soluciones desde el liberalismo: Impulsar políticas de mayor flexibilidad, favoreciendo la cesión, venta o concesión ágil de suelo y locales, con controles que eviten abusos pero permitan libre asignación al mejor postor o proyecto, integrando colaboraciones público-privadas modernas.

·         Coste de oportunidad: La "función social" del patrimonio se ve comprometida cuando no produce beneficios efectivos para la ciudadanía y no permite ninguna dinámica de mercado, reflejando el clásico dilema del "perro del hortelano".

En síntesis, la óptica liberal defiende que liberar este patrimonio de tutela rígida permitiría mayor generación de valor económico y social, reduciendo los bloqueos institucionales y mejorando la vida local.

 Conclusión

Sant Feliu de Llobregat ejemplifica el reto general de muchos municipios españoles con suelos y locales públicos acumulados y poco aprovechados. La normativa y la política urbanística, aunque con buena intención social, generan una rigidez que ralentiza la puesta en valor de estos activos. Para avanzar, se necesita una gestión más ágil, transparente y equilibrada, que permita reciclar estos espacios en proyectos productivos o sociales efectivos sin perder la función pública esencial.

 

FUENTES:

El artículo que elaboramos sobre el fenómeno del “perro del hortelano” en el urbanismo municipal y la acumulación de suelo y locales públicos en Sant Feliu de Llobregat se fundamenta en datos oficiales de 2024 procedentes del inventario patrimonial municipal y documentos vinculados a proyectos públicos de infraestructura y urbanización en el municipio.

La fuente principal de esta información la proporciona el Ayuntamiento de Sant Feliu de Llobregat a través de convenios y proyectos con ADIF para la gestión y cesión de suelos municipales y ferroviarios, regulados según la normativa estatal y autonómica vigente. Los detalles sobre superficies afectadas, cesiones y ocupaciones temporales se encuentran recogidos en documentos oficiales publicados en el Boletín Oficial del Estado (BOE), así como en informes técnicos de planeamiento urbano y gestión patrimonial local.

Entre las referencias concretas se incluye:

·         Resolución del 24 de abril de 2024 publicada en el BOE que detalla el convenio entre Ayuntamiento y ADIF para la regulación y cesión de suelo ferroviario y municipal, con superficies precisas (por ejemplo, 25,985 m² liberados para urbanización y 10,481 m² transmitidos gratuitamente a ADIF).

·         Documentación municipal sobre patrimonio inmobiliario y proyectos urbanísticos aparecida en portales de transparencia municipal y autonómica.

Esta fuente es la base documental que legitima los datos mencionados sobre la magnitud del patrimonio inmobiliario y del suelo público en Sant Feliu de Llobregat, su estructura y los retos ligados a su gestión y liberación para usos productivos o sociales. 

Estos informes y resoluciones oficiales vinculados al Ayuntamiento de Sant Feliu de Llobregat y a ADIF, son accesibles públicamente a través del BOE y portales de transparencia administrativa local y estatal.

BOE-A-2024-13816, Resolución sobre convenio de cesión y regulación de suelos municipales y ferroviarios en Sant Feliu de Llobregat.


domingo, 27 de julio de 2025

SANT FELIU DE LLOBREGAT: DIAGNÓSTICO DE UNA CIUDAD MADURA ATRAPADA EN SU RIGIDEZ

Una lectura liberal de los datos socioeconómicos locales (2025)

Fuente: Consejo General de Economistas – Fichas Socioeconómicas y del Mercado Laboral, julio 2025

Sant Feliu de Llobregat es un municipio con una sólida trayectoria urbana, bien conectado, denso y con una base demográfica estable. Pero esa estabilidad, que podría ser su fortaleza, se está convirtiendo en un freno. La fotografía que ofrecen las recientes fichas publicadas por el Consejo General de Economistas sobre su situación socioeconómica y laboral nos deja una idea clara: es una ciudad que ha envejecido más deprisa de lo que ha sabido transformarse.

Desde una óptica liberal, que prioriza la iniciativa privada, el dinamismo empresarial y la eficiencia del gasto público, los datos muestran un municipio con potencial infrautilizado, rigideces estructurales y poca capacidad de adaptación al cambio demográfico y económico.

Vivienda: escasa oferta, alta propiedad y poco dinamismo

Uno de los principales cuellos de botella es el mercado inmobiliario. Sant Feliu tiene 18.719 viviendas registradas. De ellas, el 91,6% son viviendas principales, y un asombroso 77,7% están en propiedad, mientras solo el 16% están en régimen de alquiler.

A esto se suma un parque de viviendas envejecido: más del 52% fueron construidas antes de 1980. Además, un 43% de las viviendas principales tienen menos de 60 metros cuadrados, lo que refleja un modelo urbano compacto, pero mal adaptado a las nuevas demandas de habitabilidad.

En todo 2024 solo se registraron 22 transacciones de vivienda nueva. El mercado está completamente volcado en la vivienda usada, lo que limita la renovación urbana y la entrada de nueva población joven.

Desde una perspectiva liberal, este es un ejemplo claro de exceso de regulación urbanística, altos costes de licencia, lentitud administrativa y rigidez normativa. ¿El resultado? Una oferta bloqueada, precios presionados y poca inversión privada en vivienda asequible o innovadora.





Demografía: más abuelos que nietos

Los datos demográficos revelan una estructura poblacional desequilibrada. El crecimiento de población de los últimos años no se debe a los nacimientos, sino a las migraciones —principalmente de otras zonas de Cataluña y del extranjero—.

La tasa de envejecimiento alcanza el 137,7%, lo que significa que hay más de 137 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16. Es decir, el municipio tiene más abuelos que nietos.

Además, el índice de renovación de la población activa es de solo 80,15%: por cada 100 personas que se jubilarán en la próxima década (de 55 a 64 años), hay solo 80 jóvenes (de 20 a 29 años) para reemplazarlas. Esta situación tensiona el mercado de trabajo y anticipa un descenso en la productividad futura.

Desde la lógica liberal, el envejecimiento es un fenómeno global, pero los municipios deben enfrentarlo con agilidad, no con rigidez. Esto pasa por fomentar la contratación flexible, la reincorporación laboral de mayores de 45 años, y la atracción de talento joven con políticas fiscales, urbanísticas y educativas pro-empresa.













Economía: demasiado orientada al sector servicios y dependiente

La economía de Sant Feliu está excesivamente concentrada en el sector servicios. El 81% de los contratos firmados y el 77% del paro registrado corresponden a este sector. El resto —industria, construcción, agricultura— es marginal.

Las actividades de alto valor añadido, como tecnología, servicios profesionales o manufactura avanzada, tienen una escasa presencia. Y lo mismo ocurre con el emprendimiento: la proporción de autónomos afiliados a la Seguridad Social es baja, y la renta de actividades económicas representa solo una fracción del total.

La ciudad muestra una economía de bajo riesgo, pero también de baja ambición. Desde una visión liberal, esto es preocupante: una economía sin innovación, sin competencia ni atracción de capital privado, se vuelve vulnerable, dependiente del gasto público y del empleo subvencionado.



Mercado laboral: estable, pero poco dinámico

La tasa de paro es relativamente baja (5,35%), mejor que la media provincial y nacional. Sin embargo, hay señales de ineficiencia:

  • Tasa de afiliación a la Seguridad Social baja (66,3%), muy por debajo del 74% provincial.
  • Desigualdad de género: el 58% de los parados son mujeres.
  • El 63% del paro corresponde a mayores de 44 años.

Estos datos indican que el mercado laboral no está aprovechando plenamente el talento disponible. Las rigideces contractuales, la presión fiscal sobre el empleo y las limitaciones del marco normativo probablemente estén impidiendo que empresas y trabajadores se adapten con agilidad.

Gasto público: alto esfuerzo, baja rentabilidad

En 2024, el gasto público municipal por habitante fue de 841 euros, mientras que la recaudación efectiva fue de solo 483 euros por habitante. La diferencia se cubre con transferencias y deuda. Peor aún: la inversión por habitante cayó a 64,58 euros, frente a los 111 euros del año anterior.

Esto indica un modelo de gestión pública centrado en el mantenimiento estructural, con poca capacidad de generar transformación. Desde una visión liberal, el gasto debería concentrarse en inversión útil, en lugar de expandir el aparato administrativo o mantener servicios con baja eficiencia.

Conclusión: más libertad para crecer

Los datos no revelan una crisis. Pero sí una ciudad que se ha acomodado a una inercia que ya no funciona. El modelo de Sant Feliu, denso, maduro, público-dependiente, no es capaz por sí solo de generar renovación, ni económica ni social.

Desde una lectura liberal, el municipio necesita urgentemente:

  • Liberalizar suelo urbano y agilizar licencias.
  • Reducir impuestos locales al emprendimiento y la rehabilitación.
  • Fomentar el alquiler asequible y el co-living, no solo la propiedad.
  • Establecer una estrategia fiscal favorable a la actividad empresarial  que atraiga talento, innovación y capital.

La libertad económica no es un lujo: es la base de cualquier modelo de ciudad que aspire a seguir viva en el siglo XXI.

domingo, 20 de julio de 2025

¿CÓMO CONSIGUIÓ SANT FELIU TANTO SUELO PÚBLICO? UNA HISTORIA QUE EXPLICA TAMBIÉN PORQUE LA VIVIENDA ES TAN CARA HOY

Quien pasea hoy por los parques, plazas y equipamientos de Sant Feliu de Llobregat podría pensar que estos espacios públicos siempre han estado ahí. Pero lo cierto es que la configuración actual del suelo municipal es el resultado de dos siglos de transformaciones legales, sociales y políticas. Una historia que, curiosamente, también nos ayuda a entender por qué, a día de hoy, acceder a una vivienda es tan difícil, especialmente para los jóvenes.

Del campo a la ciudad: la larga historia del suelo público

Todo comenzó en el siglo XIX, cuando las leyes de desamortización de Mendizábal y Madoz obligaron a la Iglesia y otras entidades a vender o ceder sus propiedades. Sant Feliu era entonces una zona agrícola, donde muchas tierras estaban en manos de órdenes religiosas o de la parroquia. Con la desamortización, parte de ese suelo fue adquirido por comerciantes y burgueses, pero otra parte acabó, directa o indirectamente, en manos públicas. Así arrancó la historia del suelo público en el municipio.

En el siglo XX, la industrialización y la llegada masiva de población trabajadora provocaron una expansión urbana desordenada. Barrios enteros crecieron sin planificación ni servicios adecuados, y los ayuntamientos, con herramientas legales muy limitadas, apenas pudieron intervenir.

Fue tras la llegada de la democracia cuando se produjo un cambio decisivo. A partir de los años 80, las leyes urbanísticas permitieron a los consistorios exigir la cesión de suelo cada vez que se urbanizaba una nueva zona. Así, con cada nuevo desarrollo, el Ayuntamiento fue acumulando suelo para escuelas, parques, centros cívicos y, en menor medida, vivienda pública.

Además, con el tiempo se han ido recuperando terrenos antes industriales o ferroviarios, reconvertidos en espacios colectivos gracias a la colaboración con administraciones como la Generalitat o el Área Metropolitana de Barcelona.

Una paradoja moderna: mucho suelo público, pero poca vivienda accesible

Hoy, Sant Feliu y muchos otros municipios del entorno metropolitano poseen grandes cantidades de suelo público. Sin embargo, el acceso a la vivienda sigue siendo uno de los principales retos sociales. ¿Cómo es posible?

Aquí aparece una de las grandes paradojas del urbanismo contemporáneo: la retención de suelo público con buenas intenciones está contribuyendo, en la práctica, a encarecer la vivienda.

¿Y si el problema no fuera la especulación, sino la escasez artificial?

Durante años se ha culpado al sector privado de la especulación inmobiliaria. Y si bien algunos abusos han existido, conviene no pasar por alto el papel de los propios ayuntamientos. Muchos de ellos, inspirados por una visión colectivista del territorio, se han negado a vender suelo público. Prefieren mantenerlo en propiedad municipal o conceder su uso durante décadas (por ejemplo, a través de contratos de 50 años).

Aunque esta postura busca evitar la especulación, lo que acaba provocando es una escasez artificial de suelo disponible para construir. Y cuando un recurso es escaso —más aún en un mercado con demanda creciente— su precio sube inevitablemente. El resultado: terrenos caros, viviendas aún más caras y promotores sin margen real para ofrecer precios asequibles.

¿Privatizar el suelo público? Liberalizarlo con reglas claras

La solución no pasa por una privatización sin control. Pero sí por una liberalización inteligente del suelo, donde el sector privado pueda acceder a terrenos para construir viviendas de forma más ágil, bajo condiciones transparentes y reguladas.

El mercado inmobiliario necesita competencia. Y eso solo es posible si hay suficiente oferta de suelo. Si los ayuntamientos liberaran parte de ese patrimonio, podrían incentivar la creación de vivienda a precios competitivos, favorecer la inversión privada responsable y, además, obtener ingresos para reinvertir en servicios públicos o vivienda social.

Un cambio de enfoque: del control absoluto al dinamismo regulado

Detrás del control del suelo público suele haber una lógica bienintencionada: proteger a los más vulnerables y garantizar que la tierra sirva al bien común. Pero cuando esa protección se convierte en rigidez, se acaban bloqueando soluciones reales. En lugar de facilitar que más personas accedan a una vivienda, se termina restringiendo la oferta y dejando el mercado en manos de unos pocos que sí pueden pagar precios cada vez más altos.

Es necesario replantear esta estrategia. No se trata de ceder al capital, sino de entender que un mercado dinámico y bien regulado puede ser más eficaz para resolver la crisis de vivienda que un modelo inmóvil y centralizado.

Conclusión: decidir el territorio también es decidir su uso

La historia del suelo en Sant Feliu demuestra que el territorio no solo se ocupa: se legisla, se transforma y se decide. Pero las decisiones que se toman sobre el suelo público tienen consecuencias directas sobre nuestras vidas. Hoy, ese patrimonio acumulado durante décadas debe ser usado de forma estratégica. No como un bien que se guarda, sino como un recurso que se activa en beneficio de todos.

Para ello, necesitamos políticas urbanísticas menos ideológicas y más eficaces. Políticas que no teman a la iniciativa privada, siempre que esta opere bajo reglas claras y al servicio del interés general. Solo así podremos resolver la paradoja actual: tener mucho suelo público, pero muy poca vivienda asequible.

domingo, 20 de abril de 2025

PLAN ESTRATÉGICO DE TRANSFORMACIÓN MUNICIPAL LIBERAL

 Para un Ayuntamiento de 47.000 habitantes

📑 ÍNDICE

  1. Introducción
  2. Diagnóstico: El reto de gobernar hoy
  3. Principios del modelo liberal municipal
  4. Fases del plan de transformación
    • Fase 1: Orden en casa
    • Fase 2: Liberalizar lo posible
    • Fase 3: Adaptarse sin rendirse
    • Fase 4: Liderar con principios
  5. Resultados esperados en 2-3 años
  6. Conclusión y próximos pasos

1. INTRODUCCIÓN

Este documento presenta un plan estratégico realista y ejecutable para transformar la gestión municipal de una ciudad media (47.000 habitantes) bajo principios liberales: eficiencia, libertad individual, responsabilidad fiscal, y colaboración público-privada.


2. DIAGNÓSTICO: EL RETO DE GOBERNAR HOY

Los ayuntamientos actuales enfrentan una red de limitaciones:

  • Normativas medioambientales supramunicipales (UE, Estado, Comunidad Autónoma).
  • Modelos urbanos dirigidos por agendas metropolitanas.
  • Dependencia financiera del Estado o subvenciones condicionadas.
  • Ciudadanía exigente pero cada vez más desconectada de la política local.

Ante este escenario, un modelo de gestión liberal no sólo es viable, sino necesario.


3. PRINCIPIOS DEL MODELO LIBERAL MUNICIPAL

️ Gasto público reducido y eficiente
️ Bajos impuestos y presión fiscal contenida
️ Máxima transparencia y rendición de cuentas
️ Fomento de la iniciativa privada y la libertad económica
️ Colaboración público-privada donde sea posible
️ Regulación sensata, no asfixiante
️ Respeto medioambiental con criterios de eficiencia


4. FASES DEL PLAN DE TRANSFORMACIÓN

🔍 FASE 1: ORDEN EN CASA

Objetivo: Tener una administración austera, transparente y eficiente.

  • Auditoría completa del gasto y de entes municipales.
  • Eliminación de gastos superfluos y duplicidades.
  • Publicación de presupuestos en formato claro y entendible.
  • Congelación de impuestos, con posible reducción del IBI o tasas menores.

⚙️ FASE 2: LIBERALIZAR LO POSIBLE

Objetivo: Dejar espacio al sector privado y dinamizar la economía local.

  • Licencias exprés para comercios y actividades sin impacto.
  • Digitalización completa de los trámites.
  • Externalización de servicios: limpieza, jardines, cultura, deportes.
  • Nuevas fórmulas de colaboración con empresas locales.
  • Incentivos a emprendedores y rebaja de trabas burocráticas.

🌱 FASE 3: ADAPTARSE SIN RENDIRSE

Objetivo: Cumplir la normativa superior sin hipotecar el modelo de ciudad.

  • Evaluación coste-beneficio de cada acción ambiental.
  • Revisión de proyectos de “moda” con poco impacto real.
  • Crear una identidad urbana propia dentro del área metropolitana.

🧭 FASE 4: LIDERAR CON PRINCIPIOS

Objetivo: Construir una ciudad con rumbo claro, confianza institucional y sentido común.

  • Comunicación continua y transparente con vecinos.
  • Informes semestrales de gestión: lo prometido, lo cumplido.
  • Participación ciudadana seria y útil, no cosmética.
  • Encuentros regulares con empresarios, autónomos y sectores clave.

5. RESULTADOS ESPERADOS (A 2-3 AÑOS)

️ Mayor eficiencia administrativa
️ Reducción o congelación de impuestos
️ Clima más favorable a la inversión y el empleo
️ Servicios mejor gestionados y más económicos
️ Ciudadanos con mayor confianza y participación
️ Modelo de ciudad diferenciado y respetado


6. CONCLUSIÓN Y PRÓXIMOS PASOS

Un ayuntamiento de 47.000 habitantes tiene el tamaño justo para innovar y liderar sin la rigidez de las grandes capitales. Apostar por una gestión liberal es posible, necesario y deseable si se hace con responsabilidad, paso a paso y con visión.

“Menos promesas, más gestión. Menos impuestos, más libertad.”